La escritura es uno de esos oficios en los que básicamente se puede decir que tú mismo te encargas de tus horarios y tus cargas laborales. No hay manual del empleado, no tienes que marcar tus horas de entrada y salida, no tienes que enfrentarte a ningún jefe que te insulte o te presione para que escribas más rápido.
Esto hace que la vida del escritor sea atractiva para varias personas. Sin embargo, la falta de reglas puede ser todo un reto.
Ponerte metas de escritura es una forma de agregar reglas a tu vida y a tu oficio, de darle estructura. Como en todo, es importante que estas metas sean realistas, algo que realmente puedas lograr en el tiempo que te propones. Ya que hace parte de la naturaleza humana juzgarnos por nuestros logros, ponerte una meta que no puedas cumplir, o que dures mucho tiempo en lograr, puede poner tu autoestima y tu motivación en riesgo y es mucho más probable que termines abandonando tus sueños.
Así que cuando te pongas metas, es importante que sean específicas, fáciles de lograr y sobre todo que te llenen.
5 errores comunes que los escritores hacen cuando se ponen sus metas editoriales
1- Confundir sueños con metas:
«Quiero ser un escritor famoso» es un sueño, no una meta medible (a pesar de que puede ser un buen combustible para mantenerte trabajando en tus sueños). Para volverlo una meta, solo tienes que dividir esa aspiración en objetivos más pequeños, fáciles de lograr y medibles, de lo contrario seguirá siendo tan solo un sueño.
«Voy a publicar un libro este año», puede ser un mejor ejemplo.
2- Ponerte metas irreales:
Si tu meta es volverte rico y famoso, definitivamente están en el negocio equivocado. Si tu meta es conseguir que uno de los mejores agentes literarios de la literatura juvenil te tome, podría ser irreal si tan solo te has dedicado a escribir poemas.
Sueña en grande, pero agrega una dosis de realismo a tus metas, así no te frustras antes de empezar.
3- Ponerte metas vagas:
Si tu meta es «ser publicado», ser más específico te dará mejores resultados. Piensa en desarrollar una estrategia que te permita contactarte con editoriales averiguando sobre su proceso de recepción de manuscritos no solicitados, enviar tu obra de acuerdo a sus instrucciones y luego hacer seguimiento.
4- Ponerte metas que no puedas controlar:
Enamorar a una editorial o a un agente literario no está propiamente bajo tu control, sin embargo, hacer una investigación cuidadosa para identificar a los agentes literarios que se encarguen de negociar los derechos de obras similares a las tuyas y enviarles tu propuesta editorial, si es algo que puedes controlar.
5- Ponerte metas con límites vagos:
Podrías proponerte «escribir más este año», pero obtendrás más resultados si la específicas un poco más. Por ejemplo: «escribir 30 minutos todos los días» o «dedicar las mañanas del sábado y el domingo para escribir» te funcionarán mejor.
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