¿Alguna vez has sentido que tu historia tiene un problema que parece no quererse ir? No importa lo que hagas, lo que quites o lo que agregues, tarde o temprano regresa para fastidiarte tu obra —tal vez no exactamente igual, pero en esencia se trata de lo mismo—.

Ese tipo de problemas obstinados son, por lo general, síntomas de que algo falla en un nivel más profundo de tu obra. Los arreglos rápidos pueden parecer convenientes, pero por lo general solo los resuelven de manera superficial y desperdician recursos que podrían ser usados para encontrar la verdadera causa.

En este artículo aprenderemos la técnica de los «5 por qué», una herramienta simple pero poderosa que te ayudará a encontrar la verdadera raíz de un problema mediante los síntomas visibles y así acabar con él de una buena vez.

Descubre los problemas de tu historia usando los 5 por qué

1- Origen de los 5 por qué

Sakichi Toyoda, uno de los padres de la revolución industrial japonesa, desarrolló esta técnica en la década de 1930. Él era un industrial, inventor y fundador de las industrias Toyota. Su método se volvió popular en los Años Setentas —y Toyota aún lo usa para resolver sus problemas al día de hoy—.

La empresa tiene una filosofía de «ve y mira». Eso significa que sus decisiones se hacen basados en un profundo entendimiento de lo que está pasando en el lugar de los hechos, más que en lo que podría interpretar alguien detrás de un escritorio sobre la situación.

Esta técnica es fiel a su tradición y es más efectiva cuando la respuesta viene de personas que han experimentado de primera mano el proceso que se está examinando.

Es bastante simple: cuando ocurre un problema, haces lo posible por llegar a su raíz preguntándote «¿Por qué?» cinco veces. Luego, cuando encuentras la respuesta, lo arreglas y tomas las medidas necesarias para prevenir que vuelva a ocurrir.

Nota: La técnica usa «contadores de medidas» en vez de soluciones. Un contador de medidas es una acción o conjunto de acciones que busca que el problema vuelva a suceder, mientras que las soluciones lo que pretenden es corregir los síntomas. De esta manera, los contadores de medidas son más robustos y permitirán enfocarse en que el problema no vuelva a ocurrir.

2- ¿Cuándo usar los 5 por qué?

Puedes usar esta técnica para encontrar problemas, solucionarlos o  mejorar la calidad de alguno de tus escenas, por ejemplo. Es mucho más efectiva cuando la usas para resolver problemas simples o moderados. Para los problemas críticos o complejos, tal vez necesites complementarlos con algo más.

Los 5 por qué te llevan a seguir una sola pista o un pequeño número de pistas o investigar  cuando hay múltiples causas. Así que cuando sientas que algo en tu obra no está funcionando apropiadamente, úsalo para entender qué puede ser y encontrar una solución.

3- ¿Cómo usar los 5 por qué?

El modelo sigue un proceso de siete pasos muy simples:

a) Arma un equipo

Aunque esta es la primera parte del método, para ti como escritor puede ser opcional. Lo que se espera es que reúnas a varias personas que sean familiares a los detalles del problema y con el proceso que tratas de arreglar — pueden ser algunos de tus lectores beta—.

Incluye a alguien que actúe como facilitador, quien estará encargado de mantener al equipo enfocado en identificar contramedidas efectivas.

b) Define el problema

Si puedes, observa el problema en acción. Discute con tu equipo y escribe un pequeño resumen de lo que crees que se trata, la idea es que todos estén de acuerdo en eso. Luego escribe el problema en el centro de una hoja. Deja suficiente espacio su alrededor para poder escribir las otras respuestas.

c) Pregúntate el primer «¿Por qué?»

Pregúntale a tu equipo por qué creen que está ocurriendo el problema. Puede que la pregunta parezca muy simple, pero te darás cuenta que para responderla necesitas pensar y llegar a una explicación inteligente. Busca respuestas que puedas sustentar con tu obra, nada de adivinar.

Al buscarle una sustentación a tu respuesta, previenes que la técnica sea nada más un proceso de razonamiento deductivo, lo cual podría generar un gran número de posibles causas y, a veces, crear más confusión en la medida en la que terminas cazando problemas hipotéticos.

Los miembros de tu equipo también tendrán sus respuestas, así que no olviden anotarlas tratando de que sean lo más específicas posibles.

d) Pregunta «¿Por qué?» cuatro veces más

Trabaja secuencialmente con la respuesta que diste en el punto anterior. De esta manera, después de escribirla pregúntate los 4 por qué sucesivamente. Escribe las respuestas que van saliendo de ese razonamiento.

Tip: Trata de moverte rápido de una pregunta a la otra, así tendrás la imagen completa antes de saltar a conclusiones.

e) Aprende cuándo parar

Ya revelaste la raíz de tu problema, por lo que seguirte preguntando no producirá más respuestas útiles. Para este punto una contramedida podría empezar a ser evidente.

Tip 1: No es obligatorio que te limites a preguntarte 5 veces el por qué, dependiendo del problema a veces pueden ser menos o a veces pueden ser más. La mejor forma de saberlo es cuando sientes que las respuestas útiles están dejando de salir.

f) Encuentra la causa (o causas) de la raíz del problema

Ahora que ya has identificado al menos una raíz verdadera, necesitarás discutir y estar de acuerdo con la contramedida apropiada que te ayudará a evitar que el problema vuelva a suceder.

g) Monitorea tus medidas

No dejes de monitorear si efectivamente tu contramedida elimina o minimiza el problema inicial. Es posible que te des cuenta que debes enmendarla o reemplazarla por algo diferente. Si esto sucede, sería bueno que repitieras el proceso desde el comienzo de nuevo para asegurarte de haber encontrado la raíz correcta.


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