Matar a tus personajes a veces parece ser una parte importante de ser escritor. Creas a alguien que tus lectores empiezan a querer y cuando menos se lo esperan lo matas y te empiezas a preparar tu café con sus lágrimas para recordarte, todas las mañanas, lo bien que saben el dolor y la desesperación.
O eso, al menos, es lo que alguno de nosotros tenemos como meta en la vida.
Sin embargo, todo lo que pongas en tu historia debe tener un por qué, debe estar ahí porque aporta algo al conjunto completo de tu obra. Muchas veces sucede que terminamos matando personajes solo por matarlos sin tener una razón de fondo que aporte a la trama.
¿Cómo saber si uno de mis personajes es candidato para morir?
1-Ficción vs realidad
La muerte es una parte de la vida, es lo único seguro que tenemos y por esa razón, la única verdad que conocemos es que todos nos vamos a morir algún día. Así que no es un recurso traído de los cabellos.
Pregúntate:
- ¿Cómo crecerán tus personajes a raíz de esa muerte?
- ¿Cómo cambia esa muerte el mensaje en tu historia?
- Pregúntate por qué, en la estructura de tu novela, el personaje tiene que morir.
Recuerda que la muerte, así como en la vida real, tiene un gran impacto en tu historia y para los personajes cercanos a quien muere. No la trates tan a la ligera.
Veamos un ejemplo con una de las muertes más conocidas de la ficción: Gandalf el gris. Gandalf es el líder de la comunidad del anillo por sus conocimientos sobre la tierra media. Como prácticamente se ha recorrido todo el lugar en sus aventuras, conoce muchos secretos y atajos. Cuando lleva a la comunidad del anillo a las minas de Moria es porque el lugar es secreto y los va a esconder mejor.
¿Me sigues?
El problema es que Gandalf se ha vuelto indispensable para la historia. Si sigue en ella terminará resolviendo cada problema que aparezca con su sabiduría y su magia por lo que ninguno de los demás personajes crecerá y la historia se estancará.
Ya sabemos que Tolkien termina por matarlo en el primer libro. La muerte de Gandalf trae muchos cambios. Por ejemplo:
- Boromir tiene un motivo para perder la esperanza de que la comunidad pueda llevar el anillo a Mordor.
- Aragorn tiene que volverse el líder de la comunidad del anillo.
- Frodo se da cuenta que está poniendo en peligro a todo el grupo.
- La comunidad del anillo se separa.
En pocas palabras, la muerte de Gandalf es un catalizador para todos los conflictos que suceden después de ella.
2- ¿Cómo puede esa muerte servir a tu historia?
Gandalf es solo uno de tantos ejemplos de cómo una muerte puede servir a una historia.
Aquí hay otros:
- Trae cambios a los personajes sobrevivientes: a veces los personajes necesitan algo que los motive a cambiar sus vidas.
- Crea un impacto emocional: la mayoría de los lectores ha tenido alguna pérdida en su vida y ese tipo de experiencias causa una respuesta emocional.
- Alargar la historia haciendo que sea más difícil alcanzar la meta: cuando el que muere es un personaje clave para la trama, tu conteo de palabras crecerá en la medida en la que el resto de personajes tendrán que seguir trabajando en lograr el objetivo al mismo tiempo que tratan de rellenar la función que el fallecido cumplía.
- Crear atmosfera: especialmente si estás trabajando en un género como el horror. Una muerte en la historia puede hacer que ésta empiece a tener un aura terrorífica.
- Acelerar el ritmo de la historia: La muerte puede hacer que los elementos de tu historia avancen más rápido, especialmente si los personajes que quedan vivos empiezan a sentir la necesidad de inmediatez.
- Para revivirlos después: este giro puede aportarle a tu historia, pero no deberías abusar de él.
- Demostrar la severidad de una situación.
- Hacer que un plan falle: esto hace que la historia tenga que cambiar de dirección.
3- Evita los clichés:
El problema con la originalidad es que una vez alguien ve algo, le gusta y lo quiere adoptar en su propio trabajo, existe el peligro de que alguien más lo quiera intentar también. Con el tiempo eso único está por todos lados y se vuelve aburrido y esperado.
Clichés comunes sobre las muertes en una historia:
- Volver de la muerte: tu historia necesita una sensación de permanencia, por eso, cuando sucede una muerte, solo regresa a la vida a tu personaje si eso sirve como un propósito a la historia.
- El personaje no está muerto en verdad por lo que aparece inesperadamente más adelante —ya sabes, el monstruo que no está muerto del todo.
- Matar a un personaje porque no sabes qué más hacer con él.
- Deshacerte de un personaje que ya no encaja en tu historia.
- Matar a un personaje solo para impresionar al lector.
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Imagen: pexels