La mente maestra es ese tipo de personaje con la capacidad de analizar la situación y crear planes a seguir. En este artículo podrás conocer qué se necesita para desarrollar un personaje de este estilo.
Un arquetipo es un modelo que sirve como pauta para ser imitado. Una suerte de prototipo sobre el cual se puede trabajar para crear algo nuevo. En este artículo, hablaremos de uno de mis arquetipos favoritos: ‘La mente maestra’.
La mente maestra es muy sencilla en el concepto, pero termina siendo uno de los personajes más complicados para crear ya que está lleno de trucos y si no tienes cuidado –especialmente con los detalles- será muy fácil que falles. Esto sucede porque tienen de primera mano el conocimiento del escritor respecto a los diferentes aspectos sociales, militares y políticos de su mundo, lo que les permite analizarlo e interpretarlo a manera de plan. Y es que esa es la finalidad de ese personaje: crear planes. Entre más contingencias logren pensar para cada uno, mejor.
Como tienen un propósito son proactivos dentro de la narración, ya que así no esté siempre presente, la mente maestra siempre se hace notar. Y está activa así pienses que no está haciendo nada. ¡Pero ojo! No solo es decir que está ideando un plan, es importante que el lector sepa cuál es y lo vea puesto en marcha.
Además de buscar un conocimiento certero de aquello a lo que se enfrentan, la mente maestra necesita entender las cosas de manera global ya que la clave de armar buenas estrategias está en tener en cuenta todos los detalles como parte de un todo.
Tienes que tener en cuenta que los planes que ellos realicen no son los planes que tú realizas como escritor. Tu personaje solo puede tener acceso a la información que vaya obteniendo a lo largo de la historia y en esto radica la dificultad. Si no explicas de manera creíble cómo obtuvo la información, estás haciendo trampa y ya sabemos que a nuestro público no le gusta sentirse engañado. Tampoco dejes que tu personaje sobrepase tus propios conocimientos o se te saldrá de las manos.
Con la mente maestra es muy fácil caer en una situación en la que el autor quiere desorientar al lector, pero hay que tener en cuenta que las estrategias no se construyen a partir de giros argumentales. Si al desarrollar a tu personaje el lector descifra lo que va a suceder, dale el crédito. Ya tendrás tiempo de volverlo a sorprender. Una buena estrategia es una belleza para admirar, incluso si ya sabes a dónde te lleva.
Equivocaciones más comunes:
El primer error al desarrollar una mente maestra está en asumir que solo se trata de inteligencia.
Es cierto que tu personaje hace lo que hace porque es inteligente, pero es más que eso: para triunfar necesita tener habilidades de observación.
La habilidad de acumular una gran cantidad de información y luego usarla de manera efectiva es la clave de este tipo de personajes.
Lo que necesitas:
Escribir una mente maestra es como jugar ajedrez con tres personas: el antagonista, el protagonista y el escritor. El escritor deberá moverse para avanzar en la trama al mismo tiempo que hace lo posible por impedir que las otras dos partes progresen. Los personajes, por su lado estarán enfocados en jugar uno contra el otro.
Crear una estrategia tiene que ver con descubrir aquello que necesitas e implementar un plan para obtenerlo. Ser astuto es un buen efecto colateral, pero no es el punto. Puedes crear capas y más capas cada vez más complejas, pero lo que en verdad importa es aquello que tu personaje busca o necesita. Mantente enfocado en las metas a largo plazo de tu personaje y no te pierdas entre los primeros obstáculos que le pongas en su camino.
No olvides que como todos los personajes, para que pueda crecer y desarrollarse, en algún momento de la historia no está de más que falle.
Imagen: Juan Carlos Pachón (vía Flickr)