Si un poco de conflicto es bueno para tu historia, entonces ¿qué tan bien le haría el doble? La respuesta: montones. Acá te decimos cómo hacerlo:

1- El conflicto de tu historia: El patrón variable

La premisa básica del conflicto de una historia se reduce a una ecuación simple:

Meta + Obstáculo = Conflicto

Tu personaje quiere algo durante la historia en general y en cada escena específica. Pero gracias a los obstáculos que le pone el antagonista, tiene problemas en obtener lo que quiere.

Esa es la esencia de la trama, ninguna historia puede funcionar sin ese patrón: Cada vez que tu personaje está a punto de lograr lo que se propone es obstaculizado por algo y debe pensar en nuevas formas de alcanzar sus metas. Y así es como nace una historia.

2- El conflicto de tu historia: Una variable de lujo

Pero ¿por qué detenerse ahí? Al público le encantan las capas, así que intentemos una ecuación más complicada:

Meta + Conflicto + Complicaciones = Doble conflicto

Cuando tu personaje está frustrado en su búsqueda por llegar a su meta y tiene que improvisar para encontrar nuevas formas de hacerlo, por lo general va a dejar caos tras de sí. Algunas veces ese caos va a volver para perseguirlo.

Los personajes no solo corren tras de sueños, si no también escapan de las consecuencias que acarrea hacerlo. La tensión aumenta cuando es ambas cosas: el que persigue y el que es perseguido.

3- El conflicto de tu historia en acción

Considera estos ejemplos:

En ‘Black Hawk Down’ de Ridley Scott, la meta del protagonista es rescatar a sus hombres sanos y salvos de una misión que salió mal. Esta meta está obstruida con el conflicto básico de la resistencia por parte de los enemigos. El protagonista reacciona agregando más tropas a la mezcla, lo que crea más caos y lleva a más problemas en la medida en la que los rescatistas están en igual peligro que aquellos a los que fueron a rescatar.

En ‘El príncipe de Persia’ de Mike Newell la meta del protagonista es encontrar al asesino de su padre y limpiar su propio nombre. Esta meta se complica cuando su hermano empieza a perseguirlo, lo que causa que el protagonista reacciones buscando la ayuda de su tío, lo que lleva a más problemas cuando el tío lo traiciona.

En la reciente secuela de Thor de Alan Taylor, la meta del personaje principal es extraer el Aether de su amor y evitar que el malo ponga las manos en él. Cuando su meta principal es obstruida por su inhabilidad personal de extraer el Aether, él se va junto con la chica a su planeta de origen, lo que crea más problemas cuando los malos sienten la sustancia y van a buscarla.

En estos ejemplos podemos ver claramente como las acciones del protagonista hacen que el conflicto se aumente. Incluso si están corriendo como locos tras su meta, tratando de superar los obstáculos para lograrla, también están siendo perseguidos por las consecuencias de sus intentos.

Nunca dejes que tu personaje se salga con la suya fácilmente. Si puedes golpearlo por un lado, puedes golpearlos por dos. Cuando ambas fuerzas sean parte del conflicto lo que lograrás será crear las capas que desarrollarán un conflicto complejo y resonante.

Fuente
Imagen: floodllama (vía Flickr)

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